
Cada primero de setiembre, suelo publicar una declaración de principios que marca mi hoja de ruta para los siguientes nueve meses. Esta, de hecho, va a ser la última. Va a ser la última porque este es mi último año como estudiante universitario. No habrá más declaraciones de ese estilo a partir de que me pongan la beca dorada y resuene en nuestros oídos el "Gaudeamus Igitur" a todo trapo. Pero para el que no se haya enterado, es importante que sepa de qué voy a ir este curso.
Este curso es especial no porque tenga que resolver mis deudas pendientes con Ginecología y Obstetricia, sino porque también es el último y aunque vas más desahogado, tienes aún algunas cositas que hacer, como hacer el TFG, preparar el MIR, Medicina Legal y Forense, el curso del código MEGA, en fin... Cositas que van quedando y que me van a tener entretenido, junto con el gimnasio, los libros y la consola, además de alguna fiesta a la que vaya y los saraos propios de la graduación, el viaje de fin de carrera (ya hablaré de él), la organización de fiestas varios y el vídeo (ahora dedicaré un pequeño fragmento al tema del vídeo de la graduación, uno de esos elementos que sacan lo peor de nosotros, como el diseño de los grupos en segundo, la crisis de Farma y esas cosas que parece mentira que las hagamos entre colegas de una profesión que requiere trabajo EN EQUIPO, pero bueno, se ve que algunos no se han enterado aún y siguen haciéndote la sucia, como si esto en vez de la universidad fuera el instituto...) y entre esas y otras historias más, nos transportamos mágicamente al precioso momento en el que nuestro profesor de genética nos formula el juramento hipocrático.
Ni decir tiene ya que mi objetivo primordial es colocarme en sobre los hombros la beca amarilla (es similar a la de la imagen) el próximo mes de junio y que estoy dispuesto a todo, cueste lo que cueste y caiga quién caiga con tal de hacerlo. ¿Qué hace que esté dispuesto a aplicar métodos maquiavélicos con tal de graduarme? Por dos razones: en primer lugar, porque lo tengo al alcance de mi mano el salir este año por la puerta grande. Y en segundo lugar, porque, al tiempo que me van a dar la beca amarilla, se la darán a muchos rufianes y unas cuantas brujas que no se merecen ser llamados doctores o doctoras, sino graduados en medicina con menos escrúpulos que Al Capone y muchos amigos importantes que han permitido que terminen. Esas personas, por mucho que las notas les acompañen más que a mí y tengan un expediente mejor que el mío (que ya veríamos si eso es verdad, que Albacete es implacable e igual para todos), no tienen una capacidad de preocuparse sinceramente ni de darse a los demás hasta el nivel que yo realmente (con mis limitaciones, claro está) puedo darme. Pero bueno, supongo que ellos también están de enhorabuena: han acabado la carrera más dura sin tener un ápice de vocación ni de sentimiento hacia la profesión médica. Han estudiado esta carrera como podían haberse licenciado "de debó" (es decir, estudiando y tomándoselo en serio como para hacerlo razonablemente bien y no acabar sirviendo BigMacs en un McDonalds con un doctorado) en Derecho, en Ingeniería Naval o en Políticas en la Complutense. Felicidades, ahora os viene el reto grande: ejercer una profesión sin amarla incondicionalmente, a pesar de los días malos.
Decía Confucio: "Ama tu trabajo y jamás tendrás que ir a trabajar". Espero de corazón que algún día dejéis de ir a trabajar, porque encontréis ese amor por vuestro trabajo. En vuestra mano está, porque como decía el gran JJ: "Lo que hagas con veinticuatro, lo harás con sesenta y cuatro, pero habrá una diferencia: ya serás tú y no podrás cambiar". Si veis que habéis vivido la carrera como un método seguro para conseguir un Mercedes, un bungalow en Almería y un iPhone y no habéis visto más allá de eso ni habéis sentido misericordia, mi más sentido pésame, porque no han aprendido una mierda en los últimos seis años y, aunque volvieran a empezar, jamás aprenderían nada. Serán ricos en materia, pero pobres en espíritu y, sin duda, dignos de lástima por recibir esa beca amarilla, ese baldón amarillo para ellos.
Con una fauna como la que os describo y una flora muy escasa y mayoritariamente, repartida entre la XIII y XIV promoción de mi universidad (que son mis hermanos mayores y a los que les debo, junto con mis maestros, el honor de llegar hasta este punto) y, ergo, fuera de mi día a día habitual, me lo ponen muy fácil para hacer lo que tengo que hacer: yo, a lo mío, a mi estilo de vida, a mi estudio, a mi gimnasio, a mi MIR, a mi TFG, a disfrutar del final de la carrera, del camino de la victoria, a graduarme y de la preparación de la oposición. Y cualquier persona que esté bien de la cabeza pensará en la misma dirección. Eso no quita que tengamos que ser educados, amables, sensibles y empáticos con los que nos rodean, sobre todo si son buenas personas que nos quieren. No quita ello que no esté abierto a la aparición de una chica especial que pueda hacerme sentir mejor o que al menos quiera pasar unos ratos agradables conmigo -ratos de cama y de lo que no sea de cama-. Pero no seré yo el que espere que el mundo gire a mi alrededor de forma pasiva: yo haré que gire en la dirección que me interese, y la manera de hacerlo, es estar enfocado en cosas que me llenen, en mantener mi vida dinámica y saludable y en vivir una vida repleta de vivencias y experiencias.
En cuanto al tema del viaje: Como ya he dicho, tengo varios tipos de compañeros de promoción: los que son como hermanos; los que me dan igual, pero eventualmente (no conviviría con ellos habitualmente, pero una vez al año...) podría hacer piña con ellos; y por último, los que me detestan sinceramente, bien porque son el arquetipo de aliado mangina que oculta su deseo de oler las bragas a toda la población femenina de medicina o por sus ideas políticas, religiosas, sociales o porque no concibe la vida como yo la veo. Si ya es difícil convivir entre las cuatro paredes del alma mater, no quiero ni pensar lo que debe ser convivir en nuestro tiempo libre, en un país extranjero, compartiendo habitación y más aún si algunos se ponen sinceramente, muy violentos. Y más aún cuando lo más probable es que la gente se quiera apuntar para ir a México, tal y como llevan haciendo dos promociones. Yo de entrada no voy a ir a un país en el que es más probable que te secuestren a que te roben y menos con un grupo enorme de gente de los cuales puedo afirmar que un tercio me odia. Y luego no hablemos de lo que supone compartir habitación con determinados personajes y como se ponen esas personas cuando beben (digamos que algunos se ponen como Mike Tyson... Y no porque boxeen, precisamente). Y si le ponemos que tengo un miedo fundado a que nos hagan un Ayotzinapa... Pues veo difícil que me anime a ir al viaje de fin de carrera. ¿Eso quiere decir que Raquis se queda en tierra muerto de risa? Para nada. Tengo varias alternativas para un posible viaje y si no, siempre puedo tomarme una semana de asueto en un apartamento en pleno mes de febrero en algún sitio que no revelaré hasta que haya regresado o avanzar con el TFG o el MIR. Tener vacaciones en enero o febrero es como, por así decirlo, estar de veraneo en pleno invierno y sin que te de la sensación de que en la calle vive toda la ciudad. Algo se me ocurrirá.
Sobre el tema del vídeo de la graduación: me he propuesto a mí mismo para que yo les haga a medida la banda sonora y si quieren alguna escena más para reírnos, así como actor y realizador. Espero que sea una experiencia muy enriquecedora, y no haya problemas, porque si no, me parece que haré como mi amigo Mambí y voy a pasar del asunto y me dedicaré a dejar pasar los días hasta la graduación. Mi intención es salir en el video como actor y escogerles la banda sonora. A ver qué me dejan hacer y hasta que punto los egos de algunos se resienten.
En suma: quiero un año tranquilo, en el que si no me entero de nada ni hablo apenas con alguien fuera de mi zona de seguridad, mejor. Quiero estudiar mucho, hacer mucho deporte, jugar mucho con la consola, estar mucho con mis amigos y, si puedo, disfrutar de toda la compañía femenina que pueda y si ellas son buenas y se lo ganan, pues puede que haya sorpresas...
Me voy a ver Narcos, ¡hasta la próxima!
Sobre el tema del vídeo de la graduación: me he propuesto a mí mismo para que yo les haga a medida la banda sonora y si quieren alguna escena más para reírnos, así como actor y realizador. Espero que sea una experiencia muy enriquecedora, y no haya problemas, porque si no, me parece que haré como mi amigo Mambí y voy a pasar del asunto y me dedicaré a dejar pasar los días hasta la graduación. Mi intención es salir en el video como actor y escogerles la banda sonora. A ver qué me dejan hacer y hasta que punto los egos de algunos se resienten.
En suma: quiero un año tranquilo, en el que si no me entero de nada ni hablo apenas con alguien fuera de mi zona de seguridad, mejor. Quiero estudiar mucho, hacer mucho deporte, jugar mucho con la consola, estar mucho con mis amigos y, si puedo, disfrutar de toda la compañía femenina que pueda y si ellas son buenas y se lo ganan, pues puede que haya sorpresas...
Me voy a ver Narcos, ¡hasta la próxima!
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