
Esta es una imagen que me recuerda a los años en mi clase.
Los que me conocen saben que mi relación con mi clase no ha sido nunca para tirar cohetes. Ha habido años que ha sido espantosamente mala. Pero desde tercero, la cosa empezó a mejorar, al igual que yo iba mejorando, y logré hacer un par de amigos y algunas buenas conocidas. Pero nunca fue buena. Siempre me he enfrentado a ellos, bien por razones políticas, por razones sociales, bien porque a veces se hacía patente la hipocresía característica de una carrera en la que el choque de egos es el pan nuestro de cada día, o bien por mis (y a veces, sus) pésimas habilidades sociales.
Los años me han mejorado, pero hoy, 26 de mayo, es el día en el que todo ha terminado. En el momento en que la pediatra dejó de dar clase, y mi delegada me dijo que quedaban tres clases de cardiología, me quedé extasiado. He sufrido mucho y lo he pasado fatal, porque, si bien en mi clase había gente muy buena, no hemos sabido cubicar y la hipocresía nacida del choque de egos han apartado la posibilidad de ser ellos y yo algo más que unas personas que se juntaban para estudiar medicina y de vez en cuando ir todos en familia al cine, de casas rurales, o qué sé yo. Nunca con ellos sentí una confianza muy grande y todo me parecía raro.
A su lado maduré como médico, avanzando curso a curso, pero... Como persona, quitando notables excepciones, me han aportado más bien poco. Ellos, junto con otras, son las razones por las que me tendrán que pedir todos los que puedan si quiero hablar en la graduación, porque por ahora, mi respuesta es un suave pero firme no. No doy mis mejores palabras a una clase o a una promoción que, quitando cinco personas, ninguna me ha llegado a la almendra. Y es que quienes me han ayudado mayormente a seguir adelante y a ser mejor persona son la gente mayoritariamente de las dos promociones anteriores a la mía: la Reprogramadora de Almas, El chico del bus, la Gonpé, la Chica del Vestido Rojo, Marley Gal, las Maestras del Juicio Final, Patroclo, Mambí, Anaconda, SuperM, Padrino, Teutona, el clan de las Toledanas, Piketty... Esa gente es la que hace que hoy esté más cerca de conseguir mi meta de ser médico, de mi sueño dorado, de mi plaza. Qué pena que la mayoría de ellos no lo vayan a ver en directo, porque se lo merecerían, para ver que esas tardes desgañitándose y aquellas charlas preparatorios de los cursos en el mes de julio y agosto hasta las tres de la mañana han valido la pena, porque han hecho mucho bien. Me han hecho más adulto, me han hecho mejor persona, me han hecho valorarme más, querer más a quién vale la pena y esforzarme más por ser mejor estudiante y, sobre todo, mejor persona. A estas personas les debo prácticamente todo. Sobre todo, el presente y el futuro, porque he pasado de tener un futuro cerrado a tener un futuro abierto en el que hay posibilidades de conseguir grandes cosas, incluyendo todo lo que soñé algún día.

Últimamente, tengo ideas sobre el futuro y viendo a mis amigos ser los príncipes del mambo por los hospitales siendo ya doctores o ya acariciando con la palma entera el cielo... Ojalá tenga suerte y caiga en un hospital en el que haya tan buen rollo como en el que tuvo la fortuna de caer la Reprogramadora de Almas y que sea capaz de tener tan buenos amigos como los que he ido haciendo aquí y los que, por ahora, parece que están haciendo tanto, la Reprogramadora de Almas, la Hematoprincesa, el Ángel de Interna y Marley Gal. Aunque quizás eso es fácil, si partes de la premisa de que la experiencia UCLM-AB es la mejor manera de perder la fe en la humanidad -salvo que alguien te recuerde que existen personas que valen la pena y que están donde tienen que estar y es cerca de tí, que cada vez que los ves, tu fe en ella se restaura-.
Sea como sea, si todo falla, siempre me queda una expresión que la oí no sé donde y se me ha pegado al igual que el "gilarse", que es "a fer la má", y es a donde yo mandaré a aquellos que no me caigan muy allá o no me hagan sentir bien. "A fer la má", "al carrer", "a fer punyetes", "a freír monas", y así hasta el clásico "a tomar el viento a la farola" (Creíais que iba a decir a tomar por culo, ¿eh? XD)

Con esta reflexión me piro a estudiar, que al futuro no se llega fantaseando y soñando. En la siguiente entrada os hablaré de caprichos que satisfaré tan pronto empiece a trabajar. ¡Hasta otra!
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